Dr Moreno Cañas

A few days ago I had another “La Teja” experience. This one was filled with, lets say, blessings. Two blessings, to be exact.
First, as I was taking some pictures of an event with babies outside a hospital, a HUGE bird dropping felt on my shoulder. According to Costa Rican tradition (and educate me if it’s the same in other countries) that means very good luck coming your way, for me, it meant to run after one of the mothers asking for a wipe to clean myself and then keep on going with my day. But hey, lets stay positive, maybe that huge good luck is coming my way, but since it’s so huge, it will take it a little bit longer to get here!
The most interesting blessing of the day was my “encounter” with Dr Moreno Cañas. As I was finishing my lunch, one of the reporters asked me to go photograph a meeting of  a group of believers in Dr Moreno Cañas, she said they usually meet and pray to the doctor, and that she needed me to photograph them while praying. I finished my sandwich and started my way to Doña Dinora Cuadra’s house, where the group meets.
Dr Ricardo Moreno Cañas was the first surgeon in Costa Rica to practice a open-heart surgery in 1934, saving the life of a man who had a bullet in his heart. This was the biggest “miracle” he performed while living, but according to the tradition, after been killed in his house by a crazy man of three gunshots, he started performing other miracles at the hospitals of Costa Rica. People will pray to him and leave a glass with water on the bed-side-table, and then the doctor will put the medicine for the ill in the water.
Nowadays many people have a strong faith in the doctor, I knew that, but never imagine how big that faith could be.

When I arrived to Doña Dinora’s house, I was immediately amazed by the graphic possibilities. An enormous altar to the Virgin reigned in the living room, and a group of nicely dressed women where sitting in this Luis-XV-styled couch set in front of if. Doña Dinora was sitting in front of the ladies, right next to the altar. It took me a few seconds to understand that they were expecting me, that this was no ordinary meeting.
I spent the first minutes listening to them explain who they where, and what they believed on. They wanted me to understand that they were not a pagan group of believers, that they belong to the catholic church, they prayed to God and they believed in The Virgin.  To prove that they gave me a rosary as a present. I took it with grace, thanked the gesture and placed it in my pocket.
After taking a few pictures in the living room, while they were sitting and while they prayed, I asked if I could see the room where Doña Dinora gives “counseling”. They had mention it before as “the room of the Doctor”, when I asked to see some elements that shown their believe in “the Dr”.
I was happy when they agreed to it, but thought it was strange to see their reaction to my request. They seam a little worried about what could happen in there.
I walked right into the room really excited to photograph it, it was even better that the living room. Doña Dinora sat on her special chair and as I’m going to take my first photo, one of the ladies stopped me and said: “the doctor has joined us”. I looked around a little skeptical and then realized that the way the doctor “joined us” was through Doña Dinora. That’s when it all started.
Doña Dinora, or should I say “the Dr,” asked me to sit in front of him-her and then gave me a very particular and special blessing. Among many things, he-she said that I brought love wherever I went and that I had a very special mission on earth. The whole thing seamed very crazy, but I decided that blessings and good wishes are well received, no matter where they come from, and so I did.
It took a little over half an hour for the doctor to let me go, of course, not before giving me some of his medicine (water with more blessings form the glasses that were sitting on a table right next to “the Dr’s” chair).
The whole time I was there I was very worried about me not been able to do my job, I didn’t want to be disrespectful (mostly because I didn’t want to upset someone and then have difficulties leaving the place) but I had to do my job. So I did what I would do in any other situation, I asked my subject if I could photograph him-her. He-she agreed to my request, because he-she understood I had to do my job. So I took many pictures of the whole thing, it was very funny and interesting at the same time.
After I left the room, some of the ladies walked in there to ask for “counseling”. I am still very impress with the situation, all the people in there acted so serious and natural, like what they were living and seeing was the absolute truth and reality. For example, while “the Dr” was talking to me, they were either crying or praising.
I wish I could believe that strongly on something. I hope that their believe, even thought a little peculiar, it’s bringing good actions, and happiness to some part of the world. It certainly lifted my spirit that day.
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Hace unos días tuve otra experiencia “La Teja”. Ésta estuvo llena de, digamos, bendiciones. Dos bendiciones para ser exactos.
Primero, mientras tomaba unas fotos de bebés en un evento por fuera de un hospital, una cuita ENORME me cayó sobre el hombro. Según la tradición costarricense (e instrúyanme si es lo mismo en otros países) eso significa buena suerte, para mi significó correr detrás de una mamá y pedir un pañito húmedo para limpiarme y luego seguir con mi día. Pero bueno, seamos positivos, tal vez esa suerte gigante está de camino, pero como es tan grande, le va a tomar un rato llegar hasta aquí!
La bendición mas interesante fue mi encuentro con el Dr Moreno Cañas. Terminando mi almuerzo una periodista me pidió que fuera a fotografiar la reunión de un grupo de creyentes en el Dr Moreno Cañas, ella dijo que se reunían y le resaban al doctor, y que ella necesitaba una foto de ellos mientras rezaban. Yo terminé mi sandwich y me dirigí hacia la casa de Doña Dinora Cuadra, donde se reunía el grupo.
El Dr Ricardo Moreno Cañas fue el primer cirujano en Costa Rica en practicar una operación a corazón abierto, en 1934, salvando la vida de un hombre que tenía una bala en el corazón. Este fue su mayor milagro en vida, pero según la creencia, después de ser asesinado en su casa de tres balazos por una persona con problemas mentales, él comenzó a hacer milagros en los hospitales de Costa Rica. La gente le rezaba y dejaba un vaso con agua en la mesa de noche, y el doctor le ponía ahí la medicina que necesitaban para curarse.
Hoy en día mucha gente le tiene una fe grande al doctor, yo sabía esto, pero jamás me imaginé que fuera tan grande.

Cuando llegué a la casa de Doña Dinora, inmediatamente quedé sorprendida de las posibilidades gráficas del lugar. Un altar enorme reinaba en la sala y un grupo de señoras bien vestidas estaban sentadas en unos sillones estilo Luis XV. Doña Dinora estaba sentada en frente de las señoras, justo a la par del altar. Me llevó varios segundos darme cuenta que todos me estaban esperando, que la reunión no era rutinaria.
Pasé los primero minutos de mi tiempo ahí escuchandoles explicarme quiénes eran y en lo que creían. Ellas querían que yo entendiera que no eran un grupo de paganas, que ellas pertenecían a la iglesia católica, que creían en Dios y en la Virgen. Para probarlo me regalaron un rosario. Yo lo tomé, agradecí el gesto y lo puse en mi bolsa.
Después de tomar unas fotos de la sala, mientras ellas estaban sentadas y mientras rezaban una pequeña oración, yo pregunté si podía ir al cuarto donde Doña Dinora daba “consejería”. Ellas lo habían mencionado antes como el cuarto del doctor, cuando yo pregunté si tenían más elementos que mostraran que eran creyentes en “El doctorcito”.
Me puse muy feliz cuando accedieron, pero me pareció un poco extraño la reacción a mi petición. Parecían un poco preocupadas de lo que podría ocurrir ahí dentro.
Entré emocionada al cuarto, era aún mejor gráficamente que la sala. Doña Dinora se sentó en su silla especial, y cuando voy a tomar mi primera foto, una de las señoras me detiene y me dice “el doctor se ha incorporado”. Yo miré a mi alrededor muy escéptica y finalmente entendí que cuando dijo “incorporado” se refería a incorporado en el cuerpo de Doña Dinora. Y ahí empezó todo.
Doña Dinora, o más bien “El Dr”, me pidió que me sentara frente a él-ella y me dió una bendición muy especial. Entre muchas cosas me dijo que yo llevaba amor a donde fuera y que tenía una misión en el mundo muy especial. Todo este asunto me pareció demasiado loco, pero decidí que bendiciones y buenos deseos son bien recibidos, no importa de donde vengan, y así lo hice.
Más de media hora después de incorporarse “El Dr”, él-ella me dejó irme, claro, no antes de darme su medicina (agua con más bendiciones de los vasos que estaban colocados en la mesa junto a la silla del “Dr”).
Todo el tiempo que estuve ahí estaba muy preocupada por no poder hacer mi trabajo, no quería ser irrespetuosa (más que todo por miedo a enojar a alguien y tener dificultades para salir de ahí) pero tenía que hacer mi trabajo. Entonces hice lo que habría hecho en cualquier otra situación, le pregunté a mi sujeto si lo podía fotografiar. El-ella accedió a mi petición porque entendía que tenía que hacer mi trabajo (según dijo). Entonces yo tomé muchas fotos de toda la experiencia, fue muy divertido e interesante a la vez.
Después de que salí del cuarto, algunas de las señoras entraron para pedir “consejo”. Todavía estoy muy impresionada de toda la situación, todas allí actuaban tan serias y naturales, como si lo que estaban viviendo y viendo era la absoluta verdad y realidad. Por ejemplo, mientras “El Dr” me hablaba ellas estaban o llorando o alabando.
Siempre me pregunto cómo será creer así de fuerte en algo. Yo espero que su fe, aunque bastante particular, está llenando alguna parte del mundo de buenas acciones y de felicidad. En definitiva me alegró mi día.